El Mosaico y la Pintura Bizantina
Los mosaicos y pinturas iconográficas bizantinas, anteriores a la crisis iconoclasta son escasos, la mayoría de imágenes sacras ha sido destruidas, también gran número de ejemplares profanos, aun así, lo que se conserva deja conocer las pautas y características seguidas por la pintura y el mosaico de esos siglos.
Las obras bizantinas son representaciones realistas y de un cromatismo muy rico. En conjunto usan un lenguaje estilístico propio de la antigüedad romana y la Grecia clásica. De algún modo la propuesta estética, es una versión rudimentaria y oriental del Renacimiento que llegaría a occidente 8 siglos más tarde.
Obras Bizantinas Destacadas
- Mosaicos en San Vital de Rávena
En Italia es donde más se conservan muestras del mosaico eclesiástico de los siglos VI y VII. Uno de los ejemplares más importantes es la decoración de la iglesia San Vital de Ravena, donde destacan el mosaico absidal y las representaciones pictóricas de Justiniano y Teodora.
La escena central está presidida por Cristo Pantocrátor, vestido de purpura (color representativo del sufrimiento que padeció en la cruz), en su mano izquierda lleva el rollo de la Torá, que simboliza el cumplimiento de la tradición judía en Cristo. En su mano derecha lleva una corona que pasa a San Vital, quien lleva su nombre escrito en la parte superior al igual que Eclessio, el obispo que mando a edificar esta iglesia y que a su vez lleva en su mano una maqueta de la misma. A sus lados se sitúan dos arcángeles que los animan. Bajo cristo se pueden ver cuatro ríos que representan el paraíso. Las escenas presentan cierto naturalismo, son esquemáticas y de símbolos simplificados (hieráticas).
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"Pantocrator" en San vital de Rávena
Sobre el fondo dorado y verde se sobrepone el mosaico de Justiniano, acompañado por su sequito a la derecha y religiosos a la izquierda. Este porta una gran fuente de oro en las manos, que simulando a la epifanía de los reyes magos, ofrece al Cristo Pantocrátor del ábside central. La guardia imperial lleva un escudo decorado con símbolos religiosos "XP"(crismones) y en la mano izquierda los clérigos van encabezados por Maximiliano llevando una cruz.
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"Justiniano" en San vital de Rávena
Los personajes están plasmados de forma plana, lo que acentúa mucho más el interés simbólico de la obra: la unión entre el poder eclesiástico y civil que se unen en el emperador.
El panel opuesto es el mosaico de Teodora, emperatriz y esposa de Justiniano. Ella, junto a su sequito de varones y damas en un ambiente palaciego, ofrece también a Cristo un cáliz de oro. Las figuras otra vez son planas y carecen de tridimensionalidad.
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"Teodora" en San vital de Rávena
- Mosaicos en la Basílica de San Apolinar en Classe
Otro de los principales ejemplos del mosaico bizantino del siglo VI es la basílica de San Apolinar en Classe. El mosaico central (absidal) se compone de un pantocrátor en medallón con una cruz. En la parte superior se ve el fondo dorado con imágenes de la transfiguración con el profeta Elías y Moisés, y la mano de Dios que señala a la cruz. San Apolinar se representa orante, en un paisaje poblado de árboles y doce corderos a los costados, haciendo alusión a los doce apóstoles.
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"Ábside de la Basílica de San Apolinar en Classe"
- Mosaico Basílica de Santa Inés de Extramuros
Realizado en el siglo VII, destaca el mosaico como el ábside central de la Basílica de Santa Inés de Extramuros, en Roma. Santa Inés se sitúa al centro de la imagen sobre un fondo dorado con texturas abstractas. A sus pies se ven dos llamas que simbolizan el martirio. Sobre su cabeza se colocan dos franjas azules que representan el cielo estrellado y las nubes, desde donde sale la mano de Dios sujetando la corona de su martirio. A su lado está el papa Honorio I sujetando la maqueta de la iglesia y a su lado izquierdo se sitúa al Papa Símaco, quien se opuso a la unificación de poderes políticos y religiosos (Cesaropapismo), que imperaba desde Constantino I.
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"Mosaico en la Basílica de Santa Inés de Extramuros"
- Pinturas en el Monasterio San Apolo de El Bawit
El último y único ejemplo que hace referencia a la pintura mural bizantina de antes de la iconoclastia es el ábside del monasterio de San Apolo de El Bawit, en Egipto. El fresco muestra simplicidad figurativa, y está decorado en dos fases superpuestas: En la parte superior Cristo Pantocrátor dentro de una elipse en forma de almendra (mandorla), flanqueado por los arcángeles Miguel y Gabriel. La fase inferior representa a la Virgen entronizada con el niño en su regazo, flanqueada por las figuras de los doce apóstoles y dos santos locales. Los rostros muestran un tipo de pintura lineal y con uso de vivos colores en contraste.
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"Pinturas en el Monasterio San Apolo de El Bawit"
El Estilo Bizantino
En Conclusión, aunque escasos los ejemplares de imágenes sacras que quedaron tras la crisis iconoclasta, se han podido determinar algunas de las pautas preferidas por los autores bizantinos del inicio. La sencillez plástica y la complejidad temática son la base del estilo bizantino, que aspiraba a través de su majestuosidad, volver a la magnificencia clásica y a la vez innovar esta misma.
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